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Los perros sí hablan, pero sólo con aquellos que saben cómo escuchar.
- Orhan Pamuk-

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La vida es como una rosa: cada pétalo es un sueño y cada espina es una realidad.
– Alfred de Musset –

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La luna esta llena de miradas que se perdieron en ella buscando una respuesta.

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Deporte de estado

Deporte de estado

Los éxitos deportivos internacionales son asumidos como victorias de todo un país. ¿Debe un país invertir en deporte profesional? ¿En qué medida? ¿En qué deportes? ¿Debe continuar la tutela del estado más allá de la carrera deportiva?

La respuesta a todas estas preguntas no es fácil. Partiendo de la base de que los recursos de un país no son ilimitados la decisión de como distribuirlos puede no ser sencilla.

Pensando en esta cuestión hay otra pegunta que me viene a la cabeza y es qué diferencia un gran deportista de un gran médico, un gran profesor o un gran barrendero desde el punto de vista de utilidad para el país. Son conocidos los grandes esfuerzos que algunos países hacen para mostrar al mundo su gran poder, al menos en materia deportiva, como si eso fuera reflejo de todo un país cuando su población malvive. ¿Son necesarios los héroes deportivos para proyectar una buena imagen al mundo? ¿Son necesarios para alimentar el orgullo de país?

Si la respuesta es que un deportista no aporta a un país nada especial para el bienestar de la población en general, quizá el dinero que se invierte en el deporte de élite debería destinarse a cubrir otras necesidades de la población o en el mejor de los casos a deporte base, a ese deporte alejado de la alta competición que en general sí que aporta beneficios al conjunto de la sociedad. Promoción de deporte infantil y juvenil para sentar las bases de un vida más saludable, deporte en la edad adulta o tercera edad para mejorar la calidad de vida son  algunas de las acciones en las que se podría incidir aún más.  

Si la respuesta es que si además de fomentar este deporte base, al país como conjunto le interesa tener cierto prestigio internacional en campos diversos, uno de ellos el deporte, debe invertir en ese interés. 

¿Cuanto debe invertir un país en sus deportistas?¿En qué deportes? ¿También en los minoritarios?

Todas estas preguntas tengan quizá una difícil respuesta. Por una parte habrá quién piense que si alguien tiene pasión por un deporte el estado no tiene por qué pagarle su hobby, si quiere ganarse la vida con ello el deportista debería buscar la forma de hacerlo. Sin embargo, si volvemos al planteamiento de que esos éxitos deportivos pueden ser de interés nacional quizá el estado sí deba contribuir a su financiación y esta debería hacerse con proyección de futuro. No necesariamente los mayores éxitos provienen de los deportes mayoritarios como podemos ver en el caso de la natación sincronizada o el patinaje sobre hielo, por lo que todos los deportes deberían tener algún tipo de subvención.

La vida del deportista profesional no es un camino de rosas, es fácil caer en la tentación de pensar que el común de la población paga por hacer deporte y que los deportistas de élite cobran por hacer lo que les gusta. En realidad un deportista profesional tiene la inmensa suerte de trabajar en lo que le gusta pero no por ello deja de ser un trabajo. 

Los deportistas becados por el estado en muchos casos pasan gran parte de su adolescencia y juventud sometidos a duros entrenamientos, planificando su vida y sus estudios en función de competiciones, viviendo internos en centros de alto rendimiento alejados de familia y amigos. Perder el contacto con la realidad es fácil.

Cuando la carrera deportiva finaliza por falta de resultados, edad o lesión. ¿Hasta cuando debe llegar la protección del estado?. 

La vida laboral de un deportista profesional es más bien corta. Es muy común que los deportistas una vez acaba su vida deportiva se enfrenten a una nueva vida desconocida para ellos, muchos tienen grandes problemas para asimilar este cambio. En ocasiones se acusa al estado de olvidarse de sus deportistas, esos que le dieron medallas y llevaron su nombre por todo el mundo. Pero ¿acaso no ocurre lo mismo con otras profesiones?  Hay muchas personas que a lo largo de su vida han tenido que reinventarse, por su edad, por un despido..

Cuando una etapa de tu vida acaba, por mucho que hayas conseguido en ella, forma parte del pasado y debes mirar hacia adelante. Los deportistas profesionales no son la excepción.

¿Debe el estado hacer algo para ayudar a los exdeportistas profesionales? Realmente creo la cuestión no es ayudar a los exdeportistas sino preparar a los deportistas para un futuro fuera del deporte profesional. Una buena formación y una visión realista de que en este mundo nadie regala nada y menos a héroes pasados haría que al finalizar su vida deportiva pudieran adaptarse más fácilmente a su nueva vida.

A veces para un deportista de élite puede ser difícil asimilar el pasar de recibir homenajes al olvido, pero no es más difícil que para un trabajador que es despedido de la empresa en la que ha estado toda su vida. y se enfrenta a tener que empezar de nuevo a veces a una edad madura o avanzada.

La visión de futuro, la planificación para dar el paso cuando el momento de la retirada llegue es fundamental para no seguir encontrando casos de muñecos rotos entre los deportistas de élite. Es posible como lo demuestra el éxito de un buen número de ellos que han iniciado una exitosa etapa en su vida, unas veces manteniendo el contacto con el mundo deportivo y otras dedicándose a otra profesión.

Convertirse en un ciudadano anónimo normal debería ser el objetivo de los exdeportistas. Los homenajes y reconocimiento de los éxitos deportivos alimentan el ego pero no el estómago.