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Los perros si hablan, pero sólo con aquellos que saben cómo escuchar.
- Orhan Pamuk-

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La vida es como una rosa: cada pétalo es un sueño y cada espina es una realidad.
– Alfred de Musset –

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La luna esta llena de miradas que se perdieron en ella buscando una respuesta.

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Arena en las manos

Arena en las manos

A medida que envejecemos, percibimos cómo el tiempo parece transcurrir a una velocidad creciente, acercándonos de manera inevitable a la etapa final de la vida.

La vida, a veces, se siente como un puñado de arena que se escapa entre los dedos. En un instante, la tienes, y al siguiente, se desliza entre tus manos, dejando solo recuerdos fugaces de su paso.

Cada grano de arena representa un momento, un suspiro, una risa o una lágrima. En la niñez, sostienes esa arena con fuerza, como si nunca fuera a escaparse. Los días parecen eternos, y el futuro es un misterio que apenas puedes comprender. Pero a medida que creces, la arena comienza a escurrirse más rápido de lo que puedes atraparla.

Los momentos felices se desvanecen en un abrir y cerrar de ojos. Los sueños que perseguías con pasión se vuelven una parte borrosa de tu memoria. Los amigos y seres queridos que amabas se alejan, o a veces, se desvanecen para siempre. La arena de la juventud se convierte en la arena de la madurez, y sigues luchando por aferrarte a lo que queda.

La vida no se detiene por nadie. Avanza implacablemente, como la marea que borra las huellas en la playa. No importa cuánto intentes sujetarla, la arena siempre se escabulle, y los años siguen pasando. Aprendes a valorar más cada grano, a apreciar los momentos, los amores, las experiencias efímeras.

Pero también aprendes a aceptar que la arena se escapa. Aceptar que, a pesar de tus esfuerzos, no puedes retener cada momento. Aprender a vivir en el presente, a saborear lo que tienes mientras lo tienes, a amar a las personas que te rodean, a perseguir tus sueños sin demora.

La arena en las manos nos recuerda que la vida es efímera, pero también hermosa en su fugacidad. Cada grano que se escapa nos enseña a ser agradecidos por lo que tenemos y a abrazar el cambio con valentía. A medida que los años pasan, continuamos sosteniendo esa arena, disfrutando de su textura y belleza, incluso mientras sabemos que se nos escapa. Porque en esa fugacidad, encontramos la esencia de la vida misma.